Soy Antonia (28), periodista de profesión, fotógrafa, filmógrafa, coach de vida, yogini y varios otros sombreros por pasión. Porque, ¿para qué es la vida sino para experimentar y jugar?

En 2017 emprendí un viaje de mochilera sin ningún plan más que un pasaje de ida a Uruguay. Dos años de caminar sin rumbo me llevaron a pasar un año y medio en Oriente, donde India y Tailandia me trajeron mis primeras aproximaciones al hinduismo y budismo. Reconecté con mi espiritualidad en India educándome como profesora de yoga en Rishikesh, asistiendo a enseñanzas del Dalai Lama en Bodhgaya y el completo remezón a mi espíritu que fue Khumb Mela 2019.

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Tailandia me mostró la técnica Vipassana y fue el escenario para el cruce de caminos con mis primeros coaches de vida –quienes también son les amigues que más han creído en mí al impulsarme a generar ingresos con mi arte a través de redes sociales. Con ellos y su escuela, Self Craft me eduqué para hacer coaching de creación.

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He compartido mi viaje a través de las redes sociales para inspirar a otros a romper con las barreras que los limitan a vivir vidas que los satisfagan, y he sido testigo de cómo mis consejos y autenticidad han generado cambios de consciencia en mi audiencia (principalmente mujeres latinoamericanas). 

A través de mi arte espero educar sobre el impacto que nuestras decisiones tienen en el mundo, y contribuir a crear nuevas instancias de responsabilidad social que muevan a más personas a gestar cambios concretos y necesarios en el mundo de hoy.

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Durante esta pandemia me encuentro de regreso en la ciudad donde crecí, haciendo sesiones de coaching 1 a 1, escribiendo y editando cuando la inspiración fluye a través de mí. Además, gran parte de mi tiempo me lo paso colaborando en colectivos que promueven la política participativa y el servicio colaborativo en comunidades amorosas, como lo son la Asamblea Barrial Conce Centro y Guardianes Bio Bio, Colectivo por el Buen Vivir.