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“Dale, tú puedes. Despacio”

Les presento a Alicia. Se llama así en honor a mi abuela, la Lali. ⁣ Todavía la recuerdo enseñándome sus músculos que según ella salieron por batir el merengue a mano. También como “se ponía el sombrero” cuando quería que algo ocurriera –encontrar estacionamiento al lado de la puerta o las llaves perdidas del auto. También recuerdo una de nuestras últimas conversaciones cuando, desde su cama me dice que mire y escuche el pajarito que cantaba cerca de la ventana. Miles deben haber sido los trinos que escuchó en sus 90 años y todavía no perdía su capacidad de asombro y curiosidad. ⁣ Mujer empoderada, detallista, creativa y mística, fue la primera en pasarme un cuchillo para cocinar. Con cuatro años, ojos de duda y una mano diminuta frente a la herramienta que me pasó, me detuve. “Tú puedes. Despacio”, me dice con dulzura. La escuché contar varias veces sobre el orgullo que sintió al verme aprender.⁣ ⁣ Las personas dejan de existir cuando uno las olvida, y ella está más viva que nunca en mí. Cargo sus cualidades arriba de esta kombi y las llevo a conocer nuevos parajes. Salgo al mundo a entender. Nunca dejarme de preguntar los “por qué”. Encuentro la belleza en todas las cosas y elijo apoyarnos a crecer. Escucho a mi intuición, me pongo el sombrero y me digo: “Dale, tú puedes. Despacio”.


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