Estoy en casa. En Tailandia, India o Chile. Estoy en casa en mi propio cuerpo desde que recordé mi naturaleza creativa. Tengo todo lo que necesito donde sea que vaya porque decido crear la realidad en la que me siento satisfecha con lo que sea que tenga adelante. Gozo con una cama de dos plazas tanto como con un colchón en el piso. Sí tengo preferencias, pero ellas no me impiden disfrutar del ahora; son simples referencias. Créanme que se siente bien vivir el día con la sensación de tener todo resuelto y que si hay algo más “que hacer” es porque quiero y no porque me hace falta. Por tanto, como lo quiero, no estoy obligada ni hay decepción o fallo al no obtenerlo. No hay carencia, solo más y más gotas que hacen mi vaso rebalsar
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