Ilhabela, Ilhabela de encantos. Me enamoraste, tú. Picara isla de energías donde las cosas ocurren si insistes tu pensamiento en ellas. Isla, mujer exuberante donde todo abunda, florece, donde todo danza con tanta tanta vida. Sólo ahi, en el cobijo de la naturaleza puedo prosperar. Y cómo no encantarse por todo lo que veo. Si hasta nadé con una tortuga. ¡¿Qué es eso!? Ser maravilloso que decidió presentarse ante mí, que respondió a mi llamado de querer verla, que me dejó tocarla. Perdone señor tortuga si me asusté cuando lo vi. Al haber estado tantos años desconectada de la naturaleza, al ver a un animal salvaje en todo su esplendor, mi reacción fue asustarme.
¿Cómo podemos vivir así de desconectados? Hay una vida hermosa allá afuera y decidimos reducir nuestro territorio a cuatro paredes. La posibilidad de mirar el cielo es maravillosa y no la estamos aprovechando. Ponemos un techo sobre nuestras cabezas para encerrarlas entre pensamientos que nos destruyen. Cómo podríamos ser infelices si viéramos esto todos los días. Porque la naturaleza te obliga a estar en el presente. Te envuelve en su presente, en su manera de hacer las cosas. Y así no existe el futuro con su ansiedad, preocupación y tensión. Ni el pasado con su tristeza, resentimiento o culpa. Entonces¿ que tenemos? Presente. En el presente no existe nada más que calma, felicidad, presencia, silencio mental. Maravíllate de encontrarte en una mente en silencio. Busquemos eso.
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