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María...

María. La conocí en las escaleras que dan al río Ganges en Varanasi. Me comenzó a reconocer al verme pasar tanto tiempo ahí y por no irme al cabo de unos días como la mayoría de los turistas. Nos hicimos amigas. Yo la buscaba cada vez que bajaba al río y ella me gritaba “Antooo!” cada vez que me veía pasar. ⁣ No podíamos conversar tanto porque no compartíamos el idioma, pero la comunicación no verbal bastó para sentirnos cercanas. Cuando los otros niños que vivían en la calle como ella me pedían plata, ella se enojaba y les decía que no, que a mí no. Así, mis últimos días en Varanasi me los pasé rodeada de niños, inventando juegos y riéndonos entre mímicas. ⁣ Al despedirme de María quise regalarle algo para que se acordara de mí, y para devolverle el gesto de regalarme un pañuelo (el que pueden ver en la primera foto). Imprimí una foto que le saqué junto a un bebé con el que siempre se paseaba (foto que está más abajo en mi instagram, un año atrás). ⁣ En la segunda y tercera foto pueden ver su reacción tan honesta: impresión y luego un respingón de nariz al no gustarle como sale. ⁣ Inesperadamente, la extraño. Me gustaría saber qué es de ella y si sigue paseándose cada día a lo largo del Ganges pidiendo limosna a los turistas, con aquel bebé en brazos o cuchicheando con su hermana Mala. ⁣ Ahora que decidí volver a India a mediados de Diciembre, me tiento de volver a Varanasi a buscarla. Sería un hermoso reencuentro y un gran video, ¿no creen?⁣

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