Caminé por las calles de Mumbai, me subí a buses, trenes repletos y caminé un poco más. Miré a su gente y sus tuk tuks. Comí en la acera y vi una película hermosa con mi couchsurfer (Lion, que para mí muestra una India muy parecida a como la veo yo). Me di cuenta que me estaba quedando junto a un slum, pero en los pocos días que estuve ahí no me atreví a ir. La última foto muestra la cinta que recibí como bendición del Dalai Lama la última vez que estuve en India en Enero 2018. A mi regreso a este país, cerrando un círculo perfecto, se rompió en mis manos y sentí que fue una protección mientras estaba fuera de las tierras de Mataaji. Ahora ya no la necesito más.
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