La ruta divergente
- Antonia Lira Munizaga
- 31 jul 2017
- 1 Min. de lectura
Ayer pasé el día entero sentada mirando el mar, en un hostel hermoso en Ilha Grande, con personas aún más lindas. Conversamos con honestidad sobre primeras impresiones, fumamos en rondas mirando los botes pasar frente al jardín del frente y nos mostramos músicas de nuestros respectivos países. Me encanta el sentimiento de pertenecer a un grupo de viajeros que filosofa sobre la vida y la sociedad, pero cada vez me da más pena irlos dejando atrás cuando la ruta nos diverge. Es parte de la experiencia. Me llena de emoción pensar en un próximo encuentro, cada parte con más kilómetros en el cuerpo.
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